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CARTA AL NOVIO DE MI HIJA

Bayamón, marzo 14 de 1983

Sr. Noel García
Miami

Estimado hermano:
Saludos en el nombre del Señor.
Recibí tu carta, donde pides mi autorización para ser novio de Nívea. Con respecto a eso te digo que no sé que haya inconveniente alguno, por lo tanto les doy mi consentimiento. Recuerda que debes pedir también el consentimiento de la Dirección Central de la Iglesia.
A ti te conozco poco todavía, pero tengo muy buen concepto de tus padres y de tu abuela Dominga, así que pienso serás también como ellos; de buena calidad humana y de buen testimonio en la Iglesia. Si ese noviazgo llega a cristalizar en matrimonio, para mí serás un hijo más, pero quiero agradecerte que le des al noviazgo todo el tiempo necesario para madurar, pues las cosas que se hacen apresuradamente casi nunca quedan bien hechas.
Siendo el matrimonio un compromiso hecho para mientras vivan, lo indicado es que antes de casarse los novios estén seguros, no sólo de que se quieren, sino también de que se comprenden y comparten los mismos gustos, sentimientos y propósitos ante la vida. Si llegan a descubrir que entre ambos no hay la perfecta armonía (como casi siempre sucede), por lo menos deben conocer cuáles son las diferencias más notables, y qué capacidad tiene cada cual para sobrellevar por siempre esas diferencias en el otro. De ahí la necesidad de que el noviazgo no sea breve, ni mal aprovechado.
Unicamente por medio de la conversación, las cartas u otros medios que les permitan intercambiar ideas reales, podrán ir conociéndose mutuamente, y en eso es en lo mejor que deben emplear ustedes el tiempo del noviazgo.
Lamentablemente, algunos jóvenes piensan que el noviazgo es sólo para que el uno al otro se digan cosas bonitas y sentimentales, y cuando no las sienten de veras, recurren a inventarlas. Para esas boberías con unos pocos meses es tiempo sobrado, pero yo no quisiera que entre tú y Nívea sea así, sino que las relaciones de ustedes, además de contener toda la ilusión y romance que cabe entre jóvenes cristianos, sea un noviazgo sincero e inteligente, que les sirva de puente para llegar a un matrimonio firme y sin desilusiones posteriores.
Quizás pienses que esta carta lleva demasiado carácter de sermón, y en ese caso dispénsame, pero te escribo así porque lo siento y creo que es mejor que quede dicho al comienzo para no tener que molestarles después.
Saludos a Coralia y demás hermanos en ésa.

Te aprecia tu hermano en Cristo,

Ob. B. Luis